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Sueros de rehidratación oral (SRO)

¿Qué son los sueros de rehidratación oral?

Son preparados farmacéuticos bebibles compuestos fundamentalmente de agua y sales, en unas proporciones que siguen las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

¿Para qué se utilizan?

Los sueros de rehidratación oral se utilizan para compensar las pérdidas de agua y electrolitos (sales) que se producen en nuestro organismo cuando tenemos vómitos o diarrea, y así evitar o tratar su principal complicación, la deshidratación.

Actualmente, salvo en países subdesarrollados en que no se disponga de su forma ya preparada, no se recomienda su elaboración casera (agua, azúcar, sal y bicarbonato), pues la imprecisión en las medidas de cada uno de sus ingredientes puede dar lugar a líquidos de composición variable e inadecuada.

Por esta misma razón, se desaconseja el uso de otros líquidos, tales como zumos, infusiones o bebidas isotónicas, para la rehidratación en casos de vómitos o diarrea. Respecto a las bebidas isotónicas, es importante conocer que son bebidas elaboradas para prevenir la deshidratación producida por la sudoración por el ejercicio físico. Si bien por sus características de olor y sabor suelen ser más apetecibles que un suero de rehidratación oral, su composición no es equivalente y, por tanto, no son las ideales para la rehidratación en caso de pérdidas gastrointestinales.

¿Son todos los sueros de rehidratación oral iguales?

Todos los SRO comercializados siguen las recomendaciones de la OMS en cuanto a su composición y concentración de sales. Sin embargo, podemos encontrar un amplio surtido de formas y sabores. Existen presentaciones ya preparadas, en forma líquida (botellas, Tetra-Brik®), o de gelatinas, y otras en sobre, para reconstituir en un litro de agua. Algunos SRO tienen sabor (fresa, naranja, cola…) y otros son de sabor neutro. Pero aunque el sabor esté “camuflado” con aromas de sabores, es normal, por su composición, que tengan un gusto algo salado y que algunos niños lo rechacen por este motivo. En estos casos, tomarlo frío puede ayudar a disimular su sabor y facilitar su administración.

¿Cómo han de administrarse?

El uso de una u otra forma dependerá de la edad del niño y de sus preferencias en cuanto a sabor o texturas. En cualquier caso, es importante tener en cuenta que ha de hacerse poco a poco, en pequeñas cantidades y de forma repetida para facilitar la tolerancia del suero por parte del estómago y del intestino y así minimizar la posibilidad de que lo vomite o de que tenga dolor abdominal tras su ingesta. En niños pequeños puede administrarse con una cucharilla o una jeringuilla y en niños mayores a pequeños sorbos cada 3-5 minutos.

Asimismo, hay que tener presente que, una vez comprobado que el niño tolera el suero durante unas tres o cuatro horas, es importante reintroducir la alimentación progresivamente. Mantener el mejor estado de nutrición posible durante la enfermedad facilita la recuperación del niño. 

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